LOS CAMBIOS QUE SUFREN NUESTROS PIES CON EL PASO DEL TIEMPO
La
gerontología es la ciencia que estudia el proceso de envejecimiento de los seres
vivos y del hombre desde todos sus aspectos: biológicos, psicológicos, socio-económicos y culturales.
Estos cambios
se manifiestan gradualmente a lo largo de la vida y con variaciones en su
aparición, según el medio ambiente en el que se desarrolle el individuo y sus
condiciones y calidad de vida. Es decir, el envejecimiento es un fenómeno
individual, que, aunque conocido, sorprende cuando se evidencia en uno mismo,
porque nadie envejece por otro.
Después puedes seguir.
El cuidado de los pies en personas mayores
1.- CAMBIOS INHERENTES AL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO
En este
apartado vamos a exponer cuales son los cambios que se producen en el
envejecimiento en los diferentes sistemas del cuerpo humano, haciendo especial
énfasis en aquellos relacionados con el pie, como son la piel, las uñas y el
sistema músculo-esquelético
A) Envejecimiento de la
piel
Las
características fundamentales del envejecimiento de la piel son la pérdida de
elasticidad y la deshidratación.
La
coloración de la piel del pie es más pálida, debido en parte a la menor
vascularización y a la menor cantidad de melanina.
Con
respecto al cabello hay una disminución en la velocidad del crecimiento, y la
ausencia de melanina en el folículo piloso es la causa de la falta de
coloración. Tanto la aparición de las canas como el propio debilitamiento y
caída del cabello son signos muy ligados, en general, a factores genéticos,
cambios hormonales y predisposición racial. En
el pie, el vello suele estar disminuido por la disminución de la vascularización.
B) Envejecimiento de las
uñas
El sistema
tegumentario demuestra que el crecimiento continúa durante el proceso de
envejecimiento; un signo particularmente evidente lo constituye el crecimiento
de las uñas. Éstas suelen ser más duras, especialmente las de los pies, y más
gruesas, por tanto, mucho más difíciles de cortar.
Al mismo
tiempo suelen aparecer estrías longitudinales por alteración de la matriz ungueal,
así como infecciones micóticas por hongos, por disminución de la respuesta
inmune y vascularización.
C) Envejecimiento del sistema óseo
Los cambios
que se producen a este nivel resultan muy evidentes en el anciano. La masa ósea
disminuye y se desmineraliza; esta pérdida es superior, en la mujer, en el 25%,
mientras que en el hombre se calcula sobre el 12%. La desmineralización que se
produce en el envejecimiento se denomina osteoporosis primaria o senil, y las
causas que la producen son: la falta de movimiento, la deficiente absorción e
ingesta de calcio, la pérdida excesiva de mineral y los trastornos endocrinos,
entre otras.
A nivel
general hay una disminución de la talla, causada por el estrechamiento del
espacio existente entre los discos vertebrales.
Aparece cifosis
dorsal que altera la estática del tórax. Para compensarla es frecuente la flexión
de las rodillas, caderas y tobillo, aparentando mayor longitud en los miembros
superiores y el tronco corto. Asimismo, hay una tendencia a inclinar la cabeza
hacia delante, lo que hace que se reduzca la distancia occisito-humeral.
D) Envejecimiento del sistema muscular.
La pérdida
gradual de fuerza muscular y atrofia muscular es la característica más
destacable del envejecimiento de los músculos. Hay una disminución de masa
muscular, aunque externamente no se aprecia por el aumento de líquido
intersticial y de tejido adiposo.
E) Envejecimiento
articular. Artrosis.
Las
superficies articulares recubiertas de cartílago se deterioran con el
transcurrir de la vida. A medida que el tejido va erosionándose, las dos
superficies óseas de la articulación quedan en contacto, lo que causa la
aparición de dolor, crepitación y limitación de movimientos. El estrechamiento
del espacio articular se produce también por la pérdida de agua del tejido
cartilaginoso. Por todo ello la movilidad articular suele estar reducida en el
tarso y metatarso.
En el pie
pueden aparecer deformidades, crepitaciones en las articulaciones y sobretodo
dolor articular.
F) Envejecimiento
del sistema nervioso
Disminución
del peso y tamaño encefálico, existen menos neuronas (aunque algunas de ellas
pueden reemplazar funciones de las que se han perdido). Temblor senil
frecuente, disminución de reflejos, de la coordinación motora con frecuentes
caídas, disminución de la sensibilidad, memoria y funciones intelectuales.
Disminución de la termorregulación con tendencia a la hipotermia. La principal
afectación es la marcha y los trastornos de la sensibilidad.
G) Modificaciones o cambios a nivel del sistema
endocrino
La
secreción hormonal en general disminuye con la edad. Hay dos aspectos básicos
que hay que considerar en esta disminución: por un lado, el descenso del nivel
de producción hormonal y, por otro, una menor respuesta orgánica frente a esta
secreción. Hay que destacar una disminución importante de la tolerancia a la
glucosa, al parecer provocada por la infrautilización de la insulina. El pie
diabético es un pie de riesgo que merece un tratamiento podológico especial.
H) Sentidos: Tacto, vista y oído.
Son los
sentidos cuya disminución funcional tienen un mayor impacto en el pie. En general
aparece disminución de la sensación táctil, asimismo suelen estar disminuidas
la sensibilidad térmica y dolorosa profunda. Esto hace que el pie quede
expuesto mas fácilmente a traumatismos, quemaduras y objetos extraños, bien en
el zapato o al caminar descalzo.
El sentido
de la vista hace que la información visual sea menor, el campo visual se reduce
y ello provoca una disminución de la propioceptividad que va a afectar al
sentido del equilibrio y al desarrollo de la marcha.
La pérdida
de funcionalidad auditiva también contribuye a una pérdida del sentido del
equilibrio.
2.- CAMBIOS
EN EL PIE Y EN LA MARCHA DEL MAYOR.
Fruto del
envejecimiento de todos los sistemas, se van a producir determinados cambios en
el pie, entre los que destacamos como más importantes:
a) Alteraciones de los dedos:
En el anciano, los más frecuentes son:
- Hallux valgus o juanete: es la desviación hacia medial del primer metatarsiano y la existencia de una tumoración dolorosa, acompañada o no de bursitis, en la cara interna de la cabeza del primer metatarsiano. Pudiendo ésta llegar a ulcerarse e infectarse. Los restantes dedos, sobre todo el segundo, sufren modificaciones a medida que el proceso avanza transformándose en "dedo en martillo", y el resto del antepié se sobrecarga, haciéndose doloroso. A parte de varios factores como el hereditario, el papel del zapato estrecho y puntiagudo es esencial.
- Dedos en martillo: engloba distintos tipos de deformidades como, el "dedo en garra", "en cuello de cisne", etc., de distinta significación. Suele acompañar a otras alteraciones del pie como, el pie cavo o las hiperqueratosis.
- Clinodactilias: cuando los dedos se desvían por encima y por debajo. Se acompañan de hiperqueratosis interdigitales o en el pulpejo.
b) Alteraciones estáticas del pie:
De incidencia frecuente y de importancia distinta según la
gravedad y el origen de la enfermedad, comprenden:
- Pies planos: es un hundimiento de la bóveda plantar, normalmente asociado a una desviación hacia fuera del talón con respecto al eje sagital del cuerpo. Generalmente el anciano lo presenta por alteraciones de la extremidad inferior secundarias a sobrepeso o a artritis reumatoide o a fracturas.
- Pie cavo: es el pie con un arco plantar longitudinal de altura excesiva apoyándose sobre todo en el talón y en la base del antepié. En el anciano se origina una sobrecarga, apareciendo dedos en garra e hiperqueratosis en la zona plantar y dorsal de los dedos.
- Pie en valgo: es la desviación hacia fuera con respecto al eje sagital del cuerpo, produciéndose un hundimiento del arco interno e hiperapoyo en al cabeza del primer metatarsiano, provocando en el anciano un juanete.
- Pie en varo: es la desviación del pie hacia dentro con respecto al eje sagital del cuerpo, pudiendo inducir en el anciano, una callosidad o callo en la falange del quinto dedo por aumento de la carga en la parte lateral externa.
c)
Alteraciones de la marcha
La marcha
tiene dos componentes principales: equilibrio y locomoción. Estos componentes
de la marcha son diferentes, pero están interrelacionados y van a estar
influenciados por innumerables procesos patológicos que se dan en los pies. Los
cambios que experimenta la marcha con la edad, han sido reconocidos desde
siempre y van a estar condicionados por una serie de trastornos:
- Trastorno idiopático de la marcha: se acentúan los cambios normales del envejecimiento originando una inestabilidad y enlentecimiento motor. Disminuye la velocidad, aumento del ángulo de paso y un desplazamiento anterior del centro de gravedad.
- Vértigo posicional benigno: es frecuente en ancianos y consiste en un vértigo agudo e intenso, de menos de un minuto de duración, inducido por ciertas posiciones de la cabeza.
- Síndrome poscaídas: se da en pacientes que sufren caídas de repetición o tiene el antecedente cercano de una caída. El miedo a caerse incapacita para la marcha. No se objetiva patología que lo justifique. Suele ceder con un programa de reentrenamiento.
- Síndrome del defecto sensorial múltiple o “desequilibrio benigno del anciano”: debido al deterioro simultáneo de los sistemas de información neurosensorial, visual, vestibular y propioceptivo determinan una marcha inestable.
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