¿Sabemos cuidar nuestros pies? Los pies son una de las partes olvidadas de nuestro cuerpo. Recordar la importancia de estos apéndices que tenemos al final de nuestras extremidades inferiores, es vital para entenderlas.
Ellos son los responsables de que podamos caminar, saltar, correr, etc. Esto es posible gracias a la complejidad mecánica de los mismos, formando un sistema perfecto para la adaptación a distintos medios.
Al igual que las demás partes de nuestro organismo los pies dan señales que nos comunican el estado en el que se encuentran. No sólo el dolor debe hacernos pensar en la existencia de un problema, sino que hay otros signos que lo delatan, como son la aparición de durezas o callosidades, su localización debe hacernos pensar el motivo que nos la produce y buscar soluciones.
La observación de las uñas también debe ser minuciosa, ya que el aspecto de las mismas con los cambios con pérdida de su transparencia, el mayor grosor, etc., indicará un proceso patológico de las mismas o el signo de un problema sistémico.
Conviene saber que en el pie se manifiestan infinidad de enfermedades sistemáticas (generales) como por ejemplo patologías metabólicas, vasculares, neuropáticas, etc…Todo ello, consultado por el podólogo llevará a un diagnóstico y tratamiento derivándonos a otro especialista si la patología observada lo precisara.
VÍDEO SOBRE EL CONTENIDO DE LAS CLASES DE PODOLOGÍA
PARA PERSONAS MAYORES
LA FIGURA DEL PODOLOGO
Podemos afirmar que el podólogo deriva del barbero-cirujano. La podología entró en el marco universitario con el Real Decreto 649/1988 de 24 de junio por el que se estructuran las enseñanzas de esta especialidad como estudios de primer ciclo universitario, estableciéndose las directrices generales de los planes de estudio para la obtención del diplomado .Es importante resaltar que la podología española se encuentra en el nivel más alto de la Comunidad Europea, por conocimientos y atribuciones, sobre los demás miembros, siendo solamente superada en el contexto mundial por los podólogos americanos (podiatras).
AFECCIONES DERMATOLÓGICAS
En la piel de los pies podemos encontrar afecciones dermatológicas. Las más comunes son:
Micosis o Pie de atleta: El pie es un terreno de elección para los hongos; los espacios interdigitales están mal aireados, el sudor es alcalino y se evapora mal. Esta afección es contagiosa.
Hiperhidrosis o sudoración excesiva: El pie es muy rico en glándulas sudoríparas, por lo que le predispone a padecerla. Suele ser muy molesto porque el sudor “empapa” el pie y lo macera lo que lo expone a otras afecciones: micosis, grietas, infecciones,
Papilomas o verruga plantar: Es una verruga contagiosa que se da en el pie, su aspecto recuerda a las rugosidades de una coliflor. Es una infección con un período de incubación muy largo. Los síntomas pueden ser muy variables desde sólo la prominencia dérmica a veces, a otras que ocasiona unos dolores muy invalidasteis. Es contagiosa y autocontagiosa por lo que a veces aparecen varios papilomas en un mismo pie.
Ampollas: Son lesiones frecuentes sobre todo cuando se estrenan zapatos y en sujetos que realizan mucho ejercicio.
Hiperhidrosis o sudoración excesiva: El pie es muy rico en glándulas sudoríparas, por lo que le predispone a padecerla. Suele ser muy molesto porque el sudor “empapa” el pie y lo macera lo que lo expone a otras afecciones: micosis, grietas, infecciones,
Papilomas o verruga plantar: Es una verruga contagiosa que se da en el pie, su aspecto recuerda a las rugosidades de una coliflor. Es una infección con un período de incubación muy largo. Los síntomas pueden ser muy variables desde sólo la prominencia dérmica a veces, a otras que ocasiona unos dolores muy invalidasteis. Es contagiosa y autocontagiosa por lo que a veces aparecen varios papilomas en un mismo pie.
Ampollas: Son lesiones frecuentes sobre todo cuando se estrenan zapatos y en sujetos que realizan mucho ejercicio.
EL PIE DIABÉTICO
La diabetes es una de las
enfermedades metabólicas que causan más lesiones tisulares y óseas en las
extremidades inferiores, por causa de los trastornos isquémicos que se producen
a dicho nivel.
De este modo, los cuidados que el
diabético preste a sus pies serán de vital importancia para su calidad de vida.
No olvidemos que gran parte de las amputaciones de las extremidades inferiores
viene ocasionada por dicha enfermedad, pero, con una buena información y los
cuidados adecuados se puede evitar, en la mayoría de los casos, llegar a tales
extremos.
Los pies son los elementos más distales
de nuestras extremidades inferiores, además son los que reciben las cargas de
nuestra deambulación y las agresiones térmicas, químicas y del calzado, por
ello, las manifestaciones vasculares y neurológicas on más frecuentes que en
otras partes del cuerpos.
- El enfermo diabético como
norma, cada día, observará minuciosamente sus pies
- En el caso
de desgarro de la piel se debe limpiar suavemente la región con jabón y agua
tibia.
- Se aplicará
un antiséptico suave y se recubrirá la zona con un apósito estéril.
- Debe también
mantener los pies limpios y secos, para ello, debe lavar diariamente los pies
usando un jabón suave y neutro. El agua debe ser tibia, comprobará la
temperatura con la mano (pues ésta es más sensible), antes de meter el pie.
- El baño no
debe superar los diez minutos para evitar dañar la piel. No usar nunca cepillos
de cerdas fuertes, para evitar producir erosiones en la piel.
- Secar meticulosamente con una
toalla suave, en particular entre los dedos
- Usar cremas hidratantes
adecuadas.
¿COMO DEBEMOS CALZARNOS?
El calzado debe vestir el pie respetando todas sus partes, facilitar el equilibrio estático y dinámico y colaborar en el normal desarrollo de la marcha. Una de las causas más frecuente de problemas de los pies es un calzado inadecuado. El calzado, Para ser cómodo e higiénico, debe respetar los cambios de volumen que sufre el pie en cada paso, y a lo largo de la jornada, permitir una perfecta circulación y no impedir a la musculatura la realización de pequeños ejercicios para mantener su función y evitar la atrofia muscular. Debe tener un máximo de 3 ó4 cm de tacón, y ser blandos,
flexibles y de punta cuadrada o redondeada. La pared interna del zapato tiene
que ser recta, siguiendo la línea que marca el dedo gordo. Los zapatos han de
tener la forma del pie, y no el pie la forma de los zapatos. Hay que procurar
que estén elaborados con materiales de calidad y que permitan la transpiración.
Los calcetines deben ser de hilo o de algodón (de tejidos naturales, no
sintéticos). Tener una buena adherencia al suelo, especialmente en tiempo
húmedo para que no resbale.
¿COMO DEBEMOS CALZARNOS?
El calzado debe vestir el pie respetando todas sus partes, facilitar el equilibrio estático y dinámico y colaborar en el normal desarrollo de la marcha. Una de las causas más frecuente de problemas de los pies es un calzado inadecuado. El calzado, Para ser cómodo e higiénico, debe respetar los cambios de volumen que sufre el pie en cada paso, y a lo largo de la jornada, permitir una perfecta circulación y no impedir a la musculatura la realización de pequeños ejercicios para mantener su función y evitar la atrofia muscular. Debe tener un máximo de 3 ó
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